Se pone la cantidad de aceite según comensales en la sartén, cuando esté caliente se le echa un poco de sémola (alrededor de una cucharada sopera, es para que no salpique el aceite caliente con el agua) y seguidamente el agua en la proporción adecuada; cuando alcance la ebullición se le añade la sal.
Seguidamente la sémola en forma de lluvia mientras se mueve con la rasera para homogenizar la mezcla; se baja el fuego a medio-bajo, bajo (según encimeras) y se va removiendo de abajo arriba y hacia los lados, volteando, procurando que no se pegue al fondo de la satén y tratando de deshacer la masa. Hay que continuar removiendo, con paciencia, hasta que las miga estén cocidas (una media hora según cantidad).
A mitad de cocción se comprueba de aceite (se coge un pellizco de migas, con los dedos se amasa y, si no quedan aceitosos se hace un agujero en el centro de la sartén, se añade la cantidad conveniente, se calienta y se continúa con cocción), se comprueba de sal y se añade si hace falta.